Como otros bulbos, su cultivo es muy fácil. Basta enterrar uno de sus dientes con la punta hacia arriba para obtener una cabeza de ajo. No se hiela nunca, pero puede pudrirse en terrenos mal drenados. Se pueden plantar en cualquier época del año, pero lo tradicional es hacerlo a finales del invierno y recoger en julio y agosto las cabezas suficientes para conservar en manojos o ristras para su consumo hasta la siguiente temporada.
hacer un huerto
Hacer un huerto: plantar coles
Uno de los cultivos más rústicos. Se pueden trasplantar en cualquier época del año, eligiendo distintas variedades. Son plantas de clima húmedo y aguantan bastante bien las heladas. En esta familia hay repollos verdes y morados, coliflores, coles de Bruselas y brécoles.
Hacer un huerto: plantar acelgas
Se comen las hojas y las pencas. En un suelo con abundante abono orgánico crecen abundantemente durante buena parte del año. La mejor manera de tener una cosecha continuada es ir cortando las hojas exteriores más grandes de cada planta. Las plantas conservadas en el terreno rebrotan muy temprano en primavera y dan una verdura muy apreciada en esa época del año, aunque hay que protegerlas de las heladas fuertes mediante una cobertura de paja.
Hacer un huerto: plantar rábanos
Es la hortaliza del principiante. Los rabanitos se siembran directamente con semilla, aclarando cuando germinan para dejar una planta cada 3 o 5 cm. En un mes están listos para comer crudos, crujientes y picantes. Les afecta la sequía y el exceso de calor, que les dan un sabor fuerte y hacen que su interior se ahueque.
Hacer un huerto: plantar fresales
El fresal es una planta que se reproduce sola mediante los estolones que saca cada verano y forman plantas nuevas al tocar el suelo. Puedes trasplantar las hijas y así ir teniendo nuevas plantas que florecerán y darán sus primeras infrutescencias rojas en primavera. Se adapta a circunstancias muy variadas, pero prefiere los lugares abrigados y bien soleados y los terrenos ricos en humus y ligeramente ácidos. Es una de las plantas que más buscan los niños en el huerto o en las macetas, donde crecen bastante bien.
Hacer un huerto: plantar melones
Es otro de los trepadores del huerto urbano. Si todo va bien y salen buenos frutos, se tendrán que sujetar con red para que no rompan los tallos o vayan dando vueltas por el suelo. En el campo se pueden sembrar directamente de semilla, pero el plantel permite controlar mejor los espacios. Necesitan calor.
Hacer un huerto: plantar calabacines
Son plantas con grandes hojas de color verde oscuro que ocupan bastante terreno, pero cada una puede llegar a dar dos o tres calabacines a la semana en los mejores meses de verano. Tenlo en cuenta para no plantar en exceso. Con cuatro o cinco plantas bien cuidadas ya puedes ir servido. No olvides que las flores tienen bastante gracia para tomarlas rebozadas como aperitivo o decorando algunos platos de verano. Para cultivar en balcón o terraza hará falta un macetón grande, con buena tierra y bastante espacio a su alrededor.
Hacer un huerto: plantar berenjenas
Proporciónales todo el calor y la luz que puedas, y un suelo rico en humus. Siempre me sorprende el fruto morado que sale de su delicada flor violácea, con producción hasta que llega el frío.
Hacer un huerto: plantar guisantes
Junto con las habas, inauguran la temporada primaveral en el huerto, porque germinan a temperatura baja y aguantan bien el frío. No les van bien las tierras muy húmedas ni el abonado orgánico poco descompuesto. Hay variedades que trepan y se enredan en ramas y espalderas y otras de mata baja. Recogidos como primicia se pueden comer casi crudos. Los tirabeques se consumen con su vaina y son una verdura muy interesante en un momento en que el huerto todavía produce poco.
Hacer un huerto: plantar lechugas
Si hace buen tiempo crecen rápido y, mientras no hiele, estarán en el huerto durante todo el año. Has de sembrar en semillero o comprar plantel. Son muy sensibles a la sequía y al calor, que las hace espigarse y que amarguen. Las hay arrepolladas, romanas, hoja de roble y muchas más variedades, que recién recogidas del huerto, de la jardinera o de la mesa de cultivo, dan ensaladas con hojas frescas y crujientes, con un fino sabor silvestre. Desde el momento en que coseches tu primera lechuga no podrás volver a mirar una iceberg envuelta en plástico.