Otra buena cosa que tienen los huertos es que igualan y hermanan bastante a las personas. Las plantas no te juzgan, les da igual tu estatus económico, tu ideología, el color de tu piel, o cuántos másteres universitarios hayas realizado. Les da igual si llevas unas zapatillas deportivas o si vas en una silla de ruedas. No crecen más o dan frutos más sabrosos porque seas Michelle Obama o un iaioflauta (cada vez estoy más cerca) cuidando el Hort Digne de Plaza Catalunya o la Huerta de Sol.

Por eso no ha dejado de maravillarme la reseña del libro El huerto curativo que acaba de publicar La Razón, destacándolo como “Libro de la semana”. Para mi gusto es uno de los comentarios más trabajados y que entresaca bien los principales temas que se tratan en el libro, hasta con cierta gracia al haberse fijado en apartados como el que recomienda crear “un microjardín en un taza”. Estas son algunas de las cosas que dicen en el artículo:

Obras rigurosas. En el auge de los libros de divulgación sobre los beneficios de la vida vegetal hay obras rigurosas y estudiadas que explican que la dedicación al huerto es una fuente de conocimiento. Uno de esos volúmenes es «El huerto curativo» (Plataforma Actual), de Tomás Mata. Es algo más que un manual práctico, ya que el autor cuenta sus vivencias e imparte una lección exhaustiva, tanto para iniciados como para aficionados…”

“Se trata de 258 páginas con razones suficientes para empezar un huerto ipso-facto, sobre todo después de leer las líneas que dedica a la poca información que recibe el consumidor sobre el proceso que han sufrido los alimentos que va a ingerir hasta llegar a su mesa.”

Aquí el artículo completo publicado por La Razón.