Ya habíamos hablado aquí de las dificultades para estudiar Horticultura Social y Terapéutica en España, a pesar del desarrollo que esta disciplina tiene en otro países. Pero, por fin, del 13 al 15 de junio hemos estado en este innovador curso planteado en la Universitat de Vic (Barcelona).

Sorpresa por la falta de Inma Peña entre el profesorado, algunos nos apuntamos al curso por su labor (la organización no pudo confirmarle el curso en el tiempo acordado y fue imposible reorganizar su agenda). El tema quedó disipado entre las rosas y la frondosidad del Jardí Miquel Martí i Pol, en el propio edificio de la universidad, que Salvador Simó nos llevó a visitar tras explicar la historia del proyecto, una creación conjunta entre estudiantes de Terapia Ocupacional y personas que están en una situación de exclusión social, relacionada con la salud mental, la pobreza o la inmigración. Impresiona ver cómo aquella franja de terreno llena de maleza se ha convertido en ese agradable jardín.

En total 18 asistentes (alguna inquieta viajando desde Canarias, otros desde Jaén o Almería) a la primera formación universitaria que se imparte en España sobre la materia, que dedicamos la mañana del segundo día a arrancar hierbas entre las losas del claustro de la catedral (bajo la servera mirada de la estatua de Jaume Balmes) y a plantar romeros en plena solina, en el proyecto Ecosportech. Por la tarde Mireia Franch nos presentó Sambucus, un proyecto en Manlleu (Barcelona) que quiere generar espacios de aprendizaje y trabajo para personas con riesgo de exclusión social, a la vez que crea productos (en el huerto y cultivo de aromáticas) y cultura agroalimentaria (en un restaurante que nos quedó perdiente de probar…) También tuvimos unas nociones de Ergonomía con Tamara Gastelaars.

El sábado, que elegimos pasar en el aula en vez de visitar huertos, Salvador Simó fue desgranando las fases de desarrollo de un proyecto de jardinería y horticultura social, ilustrado por su propia experiencia (Jardí Miquel Martí i Pol, Ecosportech, SHES y otras), desde la filosofía que está en su raíz (en este caso, una reivindicación humanista, holista y de ocupación significativa), las estrategias que son su tronco (con bastante interés por la financiación), hasta las hojas y frutos que constituyen el día a día de las diferentes personas implicadas en cada proyecto.

Lo cierto es que el curso ha sido más sobre lo social que sobre lo terapéutico, que quedó en menciones genéricas, las nociones sobre ergonomía y una última hora sobre análisis del desempeño ocupacional (terminología, evaluación) a cargo de María Kapanadze.

Ahora queda repasar apuntes y documentos del campus virtual, buscar las decenas de referencias variopintas que intercambiamos tomando cervezas y, ¡que no se nos olvide!, a regar las amistades sembradas.