Buena cosecha este año. Algún tomate de casi un kilo y muy sabrosos. Un lujo. En la foto las siete variedades de tomates que planté en primavera (de colgar, de pera, de rama, cherry, italianos, montserrat y cor de bou). Ahora en plena faena de hacer conservas para el invierno. Van 40 botes, casi a uno por semana hasta la próxima cosecha, salvo los que regalemos.

Me relamo ya con ideas más sofisticadas para la temporada 2013. Volveré a estudiar el catálogo de semillas de la Association Kokopelli, unos apasionados guerrilleros de la biodiversidad, que coleccionan y reproducen semillas de todo el mundo, con centenares de variedades de tomates de todas las formas, colores, consistencias, sabores y procedencias. Casi siempre apuesto por las variedades locales de producción ecológica, como las que promueven Les Refardes y Red de Semillas, pero algunos tomates negros de Crimea o zapotecas de México, no dejan de ser una tentación…

Mirad el mandala tomatero que han cosechado los amigos de Kokopelli: