Hace dos meses compré una bolsa de naranjas en una gran superficie a un precio que me pareció increíble, 1,75 € por 4 kg. Llevado por la curiosidad de dónde consiguen esa maravilla, leí en la precaria etiqueta: variedad navel-late, origen España, conservado con thiabendazol, imazalil y orthophenylphenol. Me sonaron tan mal esas sustancias que decidí guardar la etiqueta para investigarlas más tarde.

Unas semanas después, haciendo la compra en Londres, de nuevo me llamó la atención la etiqueta de la bolsa de naranjas (además del precio, muy superior y sólo por 6 piezas): variedad Lane Late, origen España, nada de información sobre conservantes, aunque sí información nutricional, fecha máxima de venta y, ¡atención!, indicación de que ¿lavemos las naranjas antes de usarlas? ¿Has hecho eso alguna vez? Sí, dice con claridad “Wash before use”.

Asocié inmediatamente esa frase con los conservantes thiabendazol, imazalil y orthophenylphenol de la etiqueta española y la sospecha fue ya definitiva. Consulto ahora en las listas de Pesticide Action Network (PAN) (todavía ningún grupo de acción en España) y leo que estas sustancias son muy polémicas, relacionadas con afecciones renales y hepáticas, náuseas, vómitos e irritaciones en los ojos y en la nariz, además de ser cancerígenas y poder causar diversos problemas para la reproducción humana.

Los infomes oficiales que he podido consultar se limitan a decir que “ninguna de las muestras analizadas sobrepasó el LMR (límite máximo de resíduo de pesticida) permitido por la legislación española”, aunque existe algún estudio sobre los residuos de pesticidas en las naranjas de Valencia que indica que en algunas muestras se exceden los límites de residuos máximos marcados por la Comunidad Europea para algunos pesticidas (informes en inglés y de pago, información transparente para el consumidor). Busco en la web del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (no sé, me parece el ministerio más lógico para un ciudadano que quiera informarse). Resultados: 2 para thiabendazol,  1 para imazalil, 0 para orthophenylphenol. Ninguno referido a alimentación o medio ambiente. Opaco, opaco.

Lo cierto es que las naranjas de agricultura convencional pueden llegar a recibir más de 15 tratamientos al año, con más de 50 materias activas peligrosas. Son sustancias que se utilizan para hacer que naranjas, limones, mandarinas y otros cítricos no enfermen en el árbol, para que tengan mejor aspecto externo y para que puedan esperar meses en cámaras frigoríficas hasta una subida de precios. Si ésta no se produce, siempre se pueden sacar al mercado con precios de oferta..

Aunque me digan que debería tener mucho contacto con esas sustancias o comer cantidad de piel para que los efectos nocivos se pudieran manifestar, que su aplicación está dentro de “límites tolerables”, yo por si acaso tomaría varias precauciones:

· Consumir naranjas de cultivo ecológico y sin tratamientos posteriores, siempre que pueda.

· Si no se sabe de dónde vienen y qué tratamientos han tenido, lavar bien las naranjas antes de usarlas para hacer zumo o ponerlas en la mesa (como recomiendan en los supermercados Waitrose en sus etiquetas).

· Lavarse bien las manos después de haberlas pelado, evitando el contacto con otros alimentos, con la boca, los ojos o la nariz.

· No preparar mermeladas, confituras, arroz con leche o ralladura para hacer galletas, con piel de naranjas o limones que no sean de cultivo ecológico y sin tratamiento posterior.

· Plantar naranjos y limoneros en tu huerto (si disfrutas del clima, que no es mi caso).