La materia mineral constituye entre el 90 % y el 98 % de la materia de un suelo de cultivo, el resto es la parte orgánica pero de ella depende principalmente la fertilidad de la tierra
en la que vas a cultivar. Sea cual sea tu tipo de tierra, te interesa enriquecerla con materia orgánica, sea compost o abono de origen animal. El estudio detallado de su textura, estructura y Ph permitirá equilibrarla y aumentar su fertilidad con el tiempo.

Si vas a cultivar en tiestos o en mesas de cultivo en la ciudad, normalmente comprarás mezclas de turba o fibra de coco con abono de estiércol, humus de lombriz o guano de aves. Otros materiales usados en las mezclas son la perlita y la vermiculita, arcillas que se han sometido a altas temperaturas consiguiendo una estructura particular que mejora la
textura. Estos sustratos son adecuados para plantar en contenedores, ya que tienen muchos nutrientes y una gran capacidad de retención de agua que reduce la necesidad de riego y asegura el alimento que requieren las hortalizas.